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Pubertad: estas son las señales que te indican que tu hijo está a las puertas de la adolescencia


La adolescencia no se da de un día para otro, indica la psicóloga Mariana Capurro, de @PermisoParaEducar


Cuando los niños son pequeños, los padres disfrutan de esa maravillosa etapa, mirando con recelo la etapa de la adolescencia que parece asecharles en la lejanía, para robarles a ese niño pequeño que aún les admira, les escucha, y atiende a lo que le piden.

Sin embargo, no se entra en la adolescencia de un día para el otro. Existe una pequeña etapa, que viene a advertirnos a modo de entrenamiento, que esa adolescencia ya está llegando.


La etapa abarca aproximadamente entre los 10 y los 12 años, durante los cuales el menor está con un pie en la infancia y otro en la adolescencia. En ese periodo, además, los niños experimentan a esta edad un desarrollo acelerado, casi tanto, asegura la psicóloga Mariana Capurro, como el que experimentaron desde que nacieron hasta su primer año de vida, (cuando por ejemplo, triplicaron su peso en solo 1 año).




- ¿Qué es lo que va a marcar ese crecimiento?

A esta edad los padres comenzamos a notar los evidentes cambios físicos que empiezan a darse, junto a importantes fenómenos madurativos que también podremos evidenciar fácilmente. Pero lógicamente serán diferentes para cada niño, atendiendo a la particularidad de cada uno, según la educación que reciben, el entorno que les rodea, la genética, y diferentes factores ambientales. E incluso notando la diferencia que se da en este proceso entre los niños y las niñas, siendo las niñas, las que llevan la delantera en el proceso madurativo cerebral. Lo que también se ve reflejado en los cambios físicos, apareciendo en las niñas antes de los 10 años y en los niños casi dos años después.


Quizás las familias detecten el inicio de esta etapa, por los primeros cambios físicos que se dan, o quizás lo hagan por una mala contestación y el constante rechazo a la protección que solían preferir cuando eran pequeños, y ahora no quieren recibir.


-¿Por qué a esta edad parece que no «oyen» a sus padres?

Porque a partir de esta edad comienza a pesar mucho más lo que dicen sus amigos, que lo que dicen sus propios padres. Anteriormente, idolatraban a sus padres, preferían su compañía, y tenerlos de aliados para el juego, pero a partir de ahora comienzan a tomar una especial relevancia las relaciones sociales, y sus amigos comienzan a ser sus referentes. Ahora importa más la opinión de sus pares, que la de sus propios padres, y esto es algo difícil de asumir por parte de las familias.


Incluso hoy en día sabemos, gracias a un estudio sobre el cerebro adolescente, realizado por la Universidad de Standford, que a partir de los 13 años, el cerebro reacciona diferente ante el estímulo de la voz de su madre, y de sus amigos. Cuando son más pequeños y escuchan la voz de su madre, el cerebro demuestra cierta actividad, que deja de mostrar a partir de esta edad por la voz de su madre, y sí comienza a demostrarla con la voz de sus amigos. Esto tiene que ayudar a las familias a entender, que muchas de las reacciones que tienen, y del comportamiento que observamos, viene justificado por una gran carga del desarrollo cerebral.


-También parece que rechazan el contacto físico con los padres

A partir de los 10 años, aún suelen recibir bien el cariño y las manifestaciones físicas de afecto de sus padres, pero cada vez menos, porque a partir de ahora, comienzan a manifestar su necesidad de independencia, necesitan demostrar que son seres independientes a sus padres, y en ocasiones para eso, buscan marcar esta diferencia, oponiéndose a lo que sus padres les dicen y/o piden, y no en vano, este es uno de los motivos, que nos lleva a hacer pensar en el inicio de la «rebeldía».

Sin embargo, a nivel intelectual están en un momento óptimo, ya que tienen una gran curiosidad por conocer y aprender, y hay aspectos académicos muy importantes que terminan de asentarse mejor, como por ejemplo la lectura y la escritura. Son capaces de elaborar pensamientos concretos y de utilizar la lógica para sacar sus propias conclusiones. Comienzan a desarrollar y demostrar mejor el pensamiento crítico, y esto muchas veces es lo que les habilita a tomar sus propias decisiones, lo que en ocasiones, es motivo de discordia familiar.


Los cambios más evidentes que se dan a partir de esta etapa, también contemplan al físico. Los cambios muy notorios y de los que ellos son muy conscientes, y que en ocasiones, suelen generarles cierta inseguridad, como podrían ser: el aumento de la sudoración, y la aparición del acné y del vello púbico.


-¿Qué pueden hacer los padres para acompañar mejor este proceso?

Las familias deben conocer los cambios que se dan tanto a nivel físico, como a nivel psicológico, intelectual y social. Conocer las características de cada una de las etapas, les ayudará mejor a comprender el comportamiento que tienen, y esto, será la mejor guía que tendremos para dar un mejor acompañamiento y ser mejores referentes.


-¿Qué es lo que más les suele costar a los padres?

Aceptar la realidad de que a partir de ahora, sus amigos cobrarán especial relevancia, y no por eso dejan de querer o necesitar a sus padres, sino que están demostrando que esa etapa del desarrollo se está dando tal y como se tiene que dar, y por lo tanto, dejar espacio para ello. Si hemos construido desde la infancia, podremos dar cierta independencia para que experimenten con sus acciones y las consecuencias de ellas, y así convertirse en el mejor entrenamiento para llegar a la vida adulta con mejores habilidades.


Darles la oportunidad de desarrollar el pensamiento crítico, y respetar esa necesidad de autonomía que tienen de ahora en más, será lo que les permita ser el día de mañana unos adultos que tomen mejores decisiones, y resuelvan mejor sus propios problemas.


No obstante, es importante tener en cuenta de que seguirán necesitando de nuestro acompañamiento, y los limites deben de seguir presentes. Si bien a partir de ahora notaremos que pretenden tomar sus propias decisiones, o contraponerse a los limites, y las responsabilidades acordes a su edad, no deben desaparecer. Esto nos garantiza que sigan creciendo de manera segura, y en tal caso, la mejor idea es intentar transmitirlos de una manera respetuosa e intentar negociarlos y pautarlos junto a ellos mismos.


-¿Y lo más delicado para muchas familias?

La educación sexual, que comienza a tomar más importancia a partir de esta edad. Los niños deben sentir la seguridad y tranquilidad, de poder contar con la información necesaria por parte de sus familias, porque de lo contrario, toda la información que les falte y necesiten saber, la buscarán entre sus amigos, y en internet, pudiendo ser esto una referencia errónea, y provocando muchos problemas en el futuro.


-Afectivamente, ¿cómo crees que debemos enfocar esos cambios?

Deben seguir sintiéndose comprendidos y queridos, y los adultos deben tomar la posición que les toca, aunque en algún momento se sientan rechazados o criticados, sabiendo que no se trata de algo personal, sino que se trata de algo que tiene que ver, más bien con el desarrollo de la propia personalidad, que está dejando al niño atrás, para convertirse en adolescente.


De hecho, la adolescencia es posiblemente la última etapa de la vida en la que aún podemos incidir sobre el camino que están siguiendo nuestros hijos, y ejercer una influencia positiva sobre ellos, así que es muy importante prepararnos, porque esto también nos va a poder ayudar a seguir disfrutando de nuestros hijos, aunque sea de una manera diferente a la de antes, y les garantizará a ellos, un futuro con un mayor bienestar, y por lo tanto más feliz.



Fuene: ABC.ES

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