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Las responsabilidades en el sexo


El sexo es de las actividades más placenteras que se pueden practicar, pero no está exento de responsabilidades. La responsabilidad del autocuidado es esencial pero ¿y la responsabilidad del disfrute? Cada cual debe ser responsable de su propio placer y su salud.

Mi pareja no me satisface

O “no sé cómo satisfacer a mi pareja” son frases tan comunes que no nos paramos a pensarlas. Por lo visto tenemos que saber cómo provocar a nuestra pareja una sensación sin que nos de ninguna información para ello.

Hay que tener en cuenta, para empezar, que cada persona es distinta a la de al lado y que, igual que a una le encantan los paseos por la playa y a la otra las montañas rusas y no pretendemos que sus parejas adivinen sus gustos, es muy probable que también difieran en la manera que les gusta ser estimuladas en el sexo.

El orgasmo es un reflejo e intentar provocar el clímax en el otro es como tratar de provocarle un estornudo. Este pensamiento de que somos responsables del placer del otro no nos ha surgido a nosotros de la nada, es algo que nos enseñan desde siempre en las películas, las novelas y el lenguaje de la gente en la vida diaria.

Frases como “no hay mujer frígida sino hombre inexperto” calan en nuestro cerebro y lo llevamos como una verdad absoluta. La causa de esta idea hay que verla desde el lado contrario, durante años se ha visto mal que las mujeres disfrutaran del sexo, al menos voluntariamente.

Que una mujer manifestase sus gustos sexuales y enseñase al hombre a satisfacerla era como poco una ofensa al orgullo masculino y además una muestra de que esa mujer no era “decente”. Si la mujer no sabía ni podía pedir lo que quería, desde luego si el sexo salía bien sería mérito del hombre, que, tocando los botones que parecía que gustaban a otras, quizás lograría que ella disfrutase.

Pero ahora, que somos hombres y mujeres liberados, que conocemos nuestro cuerpo y lo que nos gusta ¿qué sentido tiene esperar a que otra persona “descubra” cómo satisfacernos?, ¿qué necesidad hay de adivinar los botones mágicos del otro si nos los puede contar?

La importancia del autoaprendizaje

Imaginemos un mundo ideal en el que dos personas se van a la cama y perfectas conocedoras de lo que les gusta van a por ello, haciendo cómplices al otro de su placer. Se lo dicen verbalmente o colocan su mano sobre la de la pareja para guiarles en el ritmo y la presión ideal.

Obviamente para comunicar al otro lo que queremos debemos saberlo nosotr@s. Somos los únicos responsables de nuestro placer y para lograrlo debemos conocerlo. ¿Cómo podemos hacer eso? La respuesta básica es la masturbación. Uno de los grandes beneficios de la masturbación (aparte de los numerosos para la salud física y psicológica) es el autoconocimiento. Pero no sirve con una estimulación destinada a llegar al orgasmo, sino una conciencia del camino hasta él, disfrutar de principio a fin de las sensaciones que nos produce ese momento. Si además queremos aplicar esa estimulación al sexo en pareja sería conveniente practicar distintas formas de auto estimulación.

Además también es importante hacer una pequeña reflexión sobre nuestras fantasías sexuales; qué nos gustaría hacer o qué nos gusta imaginar (no es lo mismo…), y sobre nuestras zonas erógenas o afrodisiacos; lo que enciende nuestros sentidos.

Responsabilizarte de tu salud

No se puede hablar de las responsabilidades en el sexo sin mencionar la prevención de ETS y embarazos no deseados. Tanto hombres como mujeres deben ser responsables de su autocuidado, comprar y llevar preservativos para la prevención de enfermedades y en pareja decidir el anticonceptivo ideal para ambos. Además es esencial hacerse pruebas de diagnóstico de ETS si se han tenido relaciones sin preservativo para prevenir el contagio e iniciar, si fuese necesario, el tratamiento de inmediato. Escrito por Marta Ibáñez


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