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Dos entrenadores mongoles se desnudan contra los jueces

La lucha libre de 65 kilos ha dejado uno de los momentos más surrealistas de los Juegos Olímpicos. Ha sido en el combate por el bronce, con Ikhtiyor Navruzov, de Uzbekistán, y Ganzorigiin Mandakhnaran, de Mongolia, enfrentados por el bronce.


Llegándose al final, el mongol, que entonces iba ganando 7-6, celebró antes de tiempo su triunfo sin saber lo caro que le costaría: sancionado por esta reacción, Navruzov se llevó la victoria, con la consiguiente medalla de bronce.


Los entrenadores golpearon con fuerza sus ropas contra el suelo para quejarse

Ganzorigiin, sorprendido por su derrota, se vino abajo con una mezcla de incredulidad, desolación y derrota, la misma que la de sus dos entrenadores, que habían aparecido en escena para festejar con él. Fue precisamente el tandem de preparadores el que más airado se mostró por la decisión arbitral: mientras que su pupilo se limitaba a llorar ante los jueces, desconsolado, ellos, entre aspavientos y gritos, se quedaron en calzoncillos, dando de forma brusca sus ropas a los árbitros.


As.


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